La tradición de los mantones de Manila y mantillas fue el elemento central de la visita de los alumnos de la especialidad de moda, el pasado noviembre, a la empresa de Juan Foronda, en Sevilla. Esta, con una trayectoria de más de 90 años fabricando y comercializando mantones de Manila, mantillas y complementos de novia, hizo una demostración de cómo ponerse adecuadamente los mantones, así como explicó el tamaño que tienen que tener y en qué ocasiones se pueden llevar.
Los alumnos quedaron muy satisfechos con la visita: “La atención que recibimos fue magnífica. Tuvimos la ocasión de probarnos un mantón cada una. Esto nos hizo mucha ilusión puesto que casi ninguna de las asistentes habíamos tenido la oportunidad de ponernos un mantón de esa categoría’ afirma una alumna asistente a la visita.
Unas pinceladas de estilismo
A partir de lo que aprendieron los alumnos en la visita pudieron extraer conclusiones como la dimensión ideal del mantón, que es aquella que permita cubrir toda la espalda y llegar al extremo de cada brazo, cuando estos se sitúan en posición de cruz.
En cuanto a la mantilla, el largo tiene que ser algo más largo que la longitud del vestido. Además, la mantilla negra en Semana Santa se tiene que llevar con un vestido negro de manga larga o francesa y largo por debajo de la rodilla.
Además, según afirman algunos historiadores, la mantilla es un complemento que tiene su origen en la tradición musulmana. Las mujeres árabes cubrían sus cabellos tal y como manda su religión y quizás esta costumbre pasó a las mujeres cristianas. La popularización se debe al uso que hacía la reina Isabel II en Sevilla de este complemento, especialmente en bodas y procesiones de Semana Santa.